viernes, 1 de febrero de 2008

Trayectoria y testimonio del Doctor Teófilo Rodríguez



David R. Chacón Rodríguez

Teófilo Rodríguez fue uno de esos caraqueños ejemplares que vivió consagrado al estudio y divulgación de la cultura nacional. Con igual pasión cultivó el derecho, la docencia, la historia, el periodismo, la oratoria, el ensayo, la poesía, y el folklore, y por sus relevantes méritos fue condecorado el 3 de julio de 1888, con la Medalla en honor de Instrucción Pública para premiar los servicios prestados y méritos adquiridos en estos importantes ramos.
En su larga hoja de servicios a la nación, se destaca como miembro fundador de la Academia Nacional de la Historia, e individuo de Número de la correspondiente a la Lengua española; Jurado por la Facultad de Ciencias Eclesiásticas en el Certámen Literario promovido con motivo del cumplimiento del Primer Centenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar; Inspector General de los Exámenes del Distrito Federal; Miembro Principal de la Junta departamental, parroquial y vecinal del Distrito Federal en el Estado Bolívar, representando la Parroquia Santa Rosalía; Miembro de la Junta de Administración Escolar de la Escuela Politécnica de Caracas; miembro activo de la Academia de Ciencias y Bellas Letras denominada Ateneo de Caracas[1]; miembro de la Junta que ha de formular el programa de los festejos para la celebración del Centenario del Gran Mariscal de Ayacucho; miembro de la Junta para la celebración del Centenario del Gran Mariscal de Ayacucho; miembro de la Comisión creada para organizar el Museo Boliviano; Orador de Orden en la Junta Pública que se celebró con motivo de cumplirse el 28 de octubre de 1891, el tercer aniversario de la fundación de la Academia Nacional de la Historia; Diputado en la Legislatura del Estado Bolívar; Juez del Crimen; Magistrado de la Corte Supema de Justicia; Ministro de la Corte de Casación; Presidente de la Corte Superior del Distrito; Presidente de la Corte Superior del Estado Bolívar y Presidente de la Corte Suprema del Distrito Federal.
Nace en Caracas, el 4 de septiembre de 1843[2], del matrimonio de Juan Feliciano Rodríguez y Amelia Rodríguez Comins. Es bautizado el 21 de julio 1845, por el presbítero José Trinidad Lozada con el nombre de Teófilo Rosalio, en la Iglesia parroquial de San Pablo de Caracas. Fue su padrino Don Francisco Díaz[3].
A la edad de 11 años, comienza a cursar el 1º de septiembre de 1854, sus primeras letras en el Colegio de Santo Tomás[4], llamado posteriormente Colegio de Vargas. Este instituto estaba regido por Manuel María Urbaneja y Ramón Isidro Móntes[5]. Entre sus profesores figuraron eminentes personalidades como: Agustín Aveledo, Gerónimo Eusebio Blanco, Manuel María Urbaneja, Eduardo Calcaño y Nicomedes Zuloaga.
El 24 de septiembre de 1860, con motivo de celebrarse en esa fecha el día de Nuestra Señora de la Merced, advocación a la cual estaba dedicada el Colegio de Vargas se celebró la distribución de premios y por esa razón se realizó un acto literario en el que el Bachiller Teófilo Rodríguez disertó sobre el tema: Sin religión no hay Moral[6], igualmente fue escogido por el Director, Gerónimo Eusebio Blanco, para que en compañía de los bachilleres Domingo Guzmán y Camilo Alfaro recibieran a los señores examinadores y demás concurrentes para darles colocación en los asientos que respectivamente les estaban asignados.
El 1 de septiembre de 1860, inicia sus estudios superiores[7], habiéndose matriculado en la Universidad de Caracas para cursar las carreras de Derecho Canónico y Derecho Civíl, las cuales concluye en 1870. A partir de entonces se consagra con vehemencia al cultivo de la jurisprudencia, donde alcanzaría su mayor renombre y prestigio. Su carrera docente comienza en 1863 cuando se desempeña como Vicedirector-Secretario del Colegio de Vargas[8], el cual estaba dirigido por el Doctor Rafael Villavicencio[9]. Allí imparte las cátedras de Geografía Elemental y Geografía General, luego, dos años más tarde, es catedrático de francés en el Colegio El Avila.
El 23 de septiembre de 1862, publica el Reglamento de La Oliva. Sociedad religiosa bajo la advocación de la gloriosa Asunción de Nuestra Señora a los Cielos[10].Caracas. Imprenta de Ramón Alcalde Piña. Del cual era su Presidente y Tomás Lander, su Secretario. Su objeto era el de crear fondos para celebrar anualmente una fiesta a la Asunción de María, en el templo parroquial de Altagracia, donde aquella es venerada.
El 7 de enero de 1867, recibe el título de Doctor en Derecho Civil[11]
El 18 de marzo de 1866, en compañía de Francisco de Paula Acosta, Agustín Aveledo, Manuel Vicente Díaz, Adolfo Ernst, Arístides Rojas y Luciano Urdaneta, funda la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales,[12] con el fin de realizar estudios sobre la historia natural del país e impulsar su estudio. Allí formó parte de las comisiones de Zoología[13] y Mineralogía.[14]
El 6 de Diciembre de 1866, recibe de manos del Doctor Carlos Arvelo, Rector de la Universidad Central de Venezuela el título de Licenciado en Sagrados Cánones: Irregularitas ex crimine vel homicidio voluntario proveniens a jure divino procedit (St Paulus ad Titum, Cap 1 versiculo 6 y 7. 1ª a Timoteum, Capitulo 3, versiculo 2 y 10; y en Derecho Civil: Yn integuin rectitutio favet ecelessia.ut pote minoubus vigenti quinque annorum (Deduc cap 1 y 7 de in integrum restitutiones). Sus tesis en lengua latina versaron sobre:
1.- Restitutio proetoria non conceditur nisi causa non leavi (Mackeldey-Derecho Romano)
2.- Nepoti ab euroun avibus meliorati esse possirnt in tertio, etiam parentes viventes (ler 2, fol. 6, lib 5, recop).
3.-Sponsa a marito osculata prius quam matrimonium consumatum sit, jus habet medietati oarum quae maritus ejus illi donaverit[15] (ler 4, fol. 2, lib 5, N recop.).
Se matrícula en el Colegio de Abogados de la República de Venezuela, como abogado residente en el Distrito Federal. (Doctor en Ciencias Políticas).
Entre el 5 y el 11 de enero de 1868, publica una elocuente remitido con el título "Una visita a dos tumbas" como replica al articulo que tradujo el Doctor Adolfo Ernst tomado de la Gaceta Occidentale (Weser Zeitung) que apareció en el periódico "El Federalista" (Nº 1317) referente a la tumba de San Pedro Alejandrino.
Recién graduado, se le abren las puertas de la docencia universitaria, pues el 9 de mayo de 1870 es nombrado para desempeñar la Secretaria Rectoral de la Universidad Central de Venezuela[16], a pesar de que renuncia al cargo el 14 de diciembre de 1872, alterna la enseñanza en las facultades de Ciencias Políticas y Eclesiásticas, asumiendo la regencia de las cátedras de Derecho Público Eclesiástico, Derecho Canónico, Derecho Administrativo, Derecho Político y Sistema Federal, Derecho Español, Derecho Penal, Derecho Natural, Derecho Constitucional y Derecho Internacional Público, actividad que ejerce hasta poco antes de su muerte.
Su participación en la prensa nacional data con propiedad, desde 1865, cuando, a la edad de 22 años, funda en compañía del Doctor Rafael Villavicencio el periódico "El Amigo del Progreso. Religión, Ciencias, Literatura, Bellas Artes, Industria[17]", siendo éste el primer periódico Religioso, Científico y Literario que se publicó en Caracas; después nacieron "El Americano" y la "Revista Literaria" y a partir de esa fecha, su firma aparecerá en los más prestigiosos diarios y revistas del país, tales como los Anales de la Universidad; "El Angel Guardián" Hebdomadario religioso, moral, científico y literario[18]; El Bolivarense de Petare; El Cojo Ilustrado; El Entreacto; El Patriota; La Opinión Nacional; La Tribuna de Petare[19]; La revista científica Vargasia[20] y en otros órganos del periodismo que acogieron sus escritos.
Sus inquietudes científicas hacen que sea uno de los fundadores, de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales, creada el 18 de marzo de 1866, con el fin de realizar estudios sobre la historia natural del país e impulsar su estudio. Allí formó parte de las comisiones de Zoología y Mineralogía. Los otros miembros que le acompañaban fueron Francisco de Paula Acosta, Agustín Aveledo, Manuel Vicente Díaz, Adolfo Ernst, Arístides Rojas y Luciano Urdaneta.
Igualmente forma parte del grupo fundador del Club Unionista de Venezuela, creado el 14 de octubre de 1866, con el laudable objeto de prestar su contigente a la paz y prosperidad de Venezuela y así, propender al mejoramiento moral y material del país, procurar que la nación esté bien representada en el exterior, y esforzarse en plantear en nuestro suelo una nueva escuela política, con prescindencia absoluta del pasado y teniendo unicamente en mira el porvenir. Esta asociación hace absoluta abstración de las denominaciones y odiosidades que habían engendrado hasta ahora los partidos políticos. En compendio, ella procuraba el fomento de Venezuela y la unión cordial de sus habitantes[21].
El 8 de diciembre de 1867: En el acto de repartición de los premios de la ilustre Universidad pronuncia en el Templo de San Francisco, un sendo discurso planteando serias reformas educativas (citado por Rafael Villavicencio en el discurso pronunciado ante la ilustre Universidad Central, en el acto de repartición de los premios el 8 de enero de 1869[22].
A su fina pluma debemos la primera descripción de las famosas cuevas de San Juan de los Morros, visitadas por él en el año 1873.
En 1878, participa con un artículo sobre el 19 de abril de 1810 en el Certámen Nacional Científico y Literario celebrado el 28 de octubre de 1877 por disposición del Gran Demócrata General Francisco Linares Alcántara, Presidente Constitucional de los Estados Unidos de Venezuela, en honor de la Memoria Excelsa de Bolívar. Caracas. Imprenta Nacional. 1878[23].
En 1880, publica una elegía en prosa titulada A la memoria de la señorita Carmen Fombona. En Siempre-vivas en la tumba de de la señorita Carmen Fombona[24].
El 3 de febrero de 1881, nace de la unión con Avelina Meza, su único hijo, el cual llevará por nombre Blas Reinaldo[25].
Llama la atención que entre la larga lista de generaciones que figuraron entre sus alumnos, destaca de manera especial el Doctor José Gil Fortoul, quien además de ser su alumno, realizó la pasantía judicial bajo su tutela, por espacio de dos años. [26].
El 24 de julio de 1883, en compañía del Doctor José Antonio Ponte, Dignísimo Arzobispo de Caracas y Venezuela y Presidente de la Facultad de Ciencias Eclesiásticas de la Universidad Central y Ezequiel María González, Vicerrector de la Universidad, es nombrado jurado por la Facultad de Ciencias Eclesiásticas en el certámen literario promovido con motivo del cumplimiento del primer centenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar. Los temas escogidos fueron :
1.- La influencia del catolicismo en la civilización de Venezuela.
2.- La indisolubilidad del matrimonio, base de la familia en la sociedad venezolana, como se preparó y ha conservado la moralidad de las costumbres públicas.
El 29 de marzo de 1884, es nombrado por el Presidente de la República (Guzmán Blanco) Inspector General de los Exámenes que, al efecto de habilitar los estudios correspondientes al sexto año en las carreras de Ciencias Políticas y de Medicina Legal [27].
Un contemporáneo suyo, el Doctor Felipe Tejera en su obra Perfiles Venezolanos (Caracas, 1888, pág 425-426), nos trazó este estupenda semblanza gracias al cual podemos conocer los amables rasgos de su modesta figura y personalidad: "Teófilo Rodríguez es un caballero educado como pocas figuras en los altos salones; fino de porte y como vaciado en los moldes de la urbanidad de Carreño. Le adornan prendas extremadas como ciudadano y como amigo, y aunque de carácter un tanto meticuloso y desconfiado, sabe conservar la simpatía que desde luego se capta en el trato social, así por la pulcritud de su conducta como por la exquisita urbanidad de sus maneras". Otra visión de su consumada laboriosidad nos las las trasmite Don José Güell y Mercader (Hortensio) [28] quien consigna su opinión de esta manera:"En sus tradiciones populares de Caracas, colección de artículos empezados a publicar en una revista venezolana, revela asimismo buena disposición para investigar y exponer noticias curiosas e interesantes, sin incurrir en el defecto de pesadez en que suelen caer los que este género literario cultivan".
Su contribución al estudio del folklore nacional queda plasmado en su obra "Tradiciones Populares" Colección de Crónicas y Leyendas Nacionales narrada por varios escritores patrios. impresa en Caracas en 1885, escritas con sencillez y agudeza, además, es autor de una serie de artículos y crónicas de costumbres, entre los cuales merecen citarse los intitulados: A orillas del mar; "Contribución al Folk-lore: Ligeras muestras de medicinas popular[29]; "Contribución al folk-lore: Sobre la frase dar calabazas[30]"; El Carretón de la Trinidad; El Fantasma; El Hermano Penitente; El Hogar Campesino[31]; El Reloj de Piedra de San Jacinto[32]; "La ineludible Ley...[33]"; La Luz del Tirano de Aguirre; La Mula Maniatada; Los Espantos y Tesoros; Supersticiones relativas al matrimonio. (Extracto de un trabajo remitido a la Sociedad de Tradiciones Populares de París)[34]; Un editorial como otro cualquiera; Una hora de Meditación; una breve reseña biográfica del Doctor Gerónimo Eusebio Blanco Rivas (1819-1887). [35], "Fraternidad[36]" "El 5 de julio"[37], "Con ocasión del centenario del natalicio de Bello[38]"
En 1885, publica su obra "Tradiciones Populares" Colección de Crónicas y Leyendas Nacionales narrada por varios escritores patrios. Caracas. Imprenta Editorial (Este 6) 1885. 340, [4] p. 22 cm.correspondientes al folklore del centro del país. Obra que comenzó en 1871. Con esta obra ha hecho un verdadero servício a la literatura nacional, pues ellas vienen a ser como bocetos de aquella época. Dicho libro contiene, aparte de algunas tradiciones nacionales debidas por su pluma, recoje otras de diversos escritores patrios.
El 3 de julio de 1888, se le concede la uso de la condecoración "Medalla en honor de Instrucción Pública" creada por Decreto del 27 de enero de 1877, para premiar los servicios prestados y méritos adquiridos en este importante ramo[39] y seis días más tarde, con motivo de cumplirse el primer aniversario de la muerte del Ilustre Académico Doctor Gerónimo Eusebio Blanco publíca en La Opinión Nacional[40] una necrología.
En compañia de Luis Ezpelozín publica en 1889 una obra con el titulo "Reformas Constitucionales".
Cuando el Presidente Juan Pablo Rojas Paúl establece en 1888 la Academia Nacional de la Historia, escoje su nombre para que como indivíduo de Número ocupe el Sillón Letra R[41] y así premiar su alto prestigio como jurista (In utoque jure) y estudioso de la historia. Su vida académica fue igualmente fructífera, allí realizó una brillante y lúcida actuación recibiendo la distinción de ser elegido Archivero-Anticuario[42]; Bibliotecario; Miembro de la Comisión de Anales[43]; Miembro de la Comisión de Cuentas[44], Miembro de la comisión permanente de Biblioteca; Tesorero[45] y Secretario en seis oportunidades[46].
En 1890 se desempeña como Director de la Escuela Politécnica de Caracas, el primer liceo creado en nuestro país, conocido modernamente con el nombre de Liceo Andres Bello. De esta época, el escritor Guillermo Cabrera Domínguez al hacer la historia de esta importante institución nos trasmite el siguiente perfíl docente: "Hay una hermosa mañana y el profesor está leyendo a sus alumnos la hermosa fábula de Lafontaine El lobo y el cordero, con el fin de que éstos desarrollen un tema libre sobre su contenido. De repente hace su entrada en el salón de clases un presuntuoso y arrogante oficial quien, sin mucho miramiento y después del saludo de rigor, participa al profesor de parte de su coronel, que debe abandonar lo más pronto posible el recinto donde funciona esa escuela debido a que la casa en cuestión va a ser utilizada como cuartel. Seguidamente el engreído militar se marcha con evidente desenfado dejando al maestro y alumnos la oportunidad de comprobar con amargura la sabia moraleja de la fábula donde el más fuerte impone su condición al más endeble. Es la época en que los lobos se nutren de la flaqueza y debilidad de los corderos. Desde ese día Don Teófilo Rodríguez, que así de llama el nuevo Director, se ha concretado en buscar aquí y allá un nuevo local para su fábrica de sueños y al fin la encuentra entre las esquinas de Hoyo y Castán. Contemplamos la vivienda y podemos darnos cuenta de que es más pequeña que el local de La Viñeta. Tiene, sin embargo, espacio suficiente para poner a funcionar los tres cursos que se dictan para entonces, y allí se va Don Teófilo, con su rebaño de promesas a pasar trabajos y penurias, pero firme en su afán de enseñar y educar a sus muchachos.
Nos llama la atención una campana dorada que acaba de traer de España el padre agradecido de un alumno del plantel y que ha sido colocada a las puertas de la Dirección para que anuncie, con su alegre canto, el comienzo y el final de clases. Por cierto que nos hemos enterado de que los muchachos, con su sabia y picaresca ocurrencia, la han bautizado como La soprano de Don Teófilo.
Más adelante Cabrera Domínguez expresa:
"Observemos con atención cuanto está ocurriendo en la casa de Castán. Resulta que los dueños del inmueble han resuelto habitarla de nuevo y han enviado al maestro Rodríguez una fría e indiferente comunicación donde le participan que tiene tres meses par buscar otro lugar para su escuela. Nuevamente surgen la angustia y las nerviosas diligencias por la consecución de un nuevo inmueble que reuna las condiciones para el funcionamiento de la institución. Al fin, lo encuentran entre las esquinas de Santa Teresa y Cruz Verde. Podemos observar cómo va llegando nuevamente esta legión de soñadores y también podemos comprobar cuánto ha crecido con el tiempo. Allí se encuentan los muchachos reunidos alrededor de una antigua fuente siciliana que adorna el patio de la nueva mansión.
Desde donde nos encontramos, podemos oír sus bromas, sus gritos y algazaras y podemos apreciar también cómo abundan los empujones y cómo algunos han caído al agua de la fuente, obligando al Director a retirar el cristalino líquido y dejar la pila seca, pues son muchos los resfriados y catarros que han afectado a estos nuevos y buliciosos inquilinos. Desde la galería principal podemos ver de nuevo la soprano de Don Teófilo dirigiendo con su canto las actividades de maestros y alumnos.
Un sorpresivo terremoto ha puesto a crujir y a rechinar techos, puertas y ventanas en toda la ciudad y la vieja casa de Cruz Verde no escapa a la acción del fenómeno telúrico y su pesada estructura amenaza con caerse obligando a Don Teófilo a salir precipitadamente del local y a buscar de nuevo sitio donde mudar su escuela y poder continuar en su nómada existencia. La encuentra en la esquina de Colón y allá se marchan en tropel, la soprano de Don Teófilo, seguida de cerca por maestros y alumnos, estos últimos en su condición de gente jóven van gritando y comentando alegremante, completamente ajenos a las penurias de sus esforzados dirigentes por labrarles un porvenir"[47].
El 28 de octubre de 1891, fue elegido Orador de Orden en la Junta Pública que se celebró en la Academia Nacional de la Historia con motivo del tercer aniversario de su fundación[48].
Por excitación de la Junta organizadora de la exposición Colombina de Chicago, efectuada en 1893, remite una memoria sobre el Folklore, la cual fue leída y bien acogida en el congreso de folkloristas reunidos en aquella ciudad.
El 21 de junio de 1893, firma el Acta de promulgación de la Constitución Venezolana de ...., verificada solemnemente a las 4 de la tarde del 5 de julio del mismo año, en el salón de recepciones de la Casa Amarilla[49].
El 3 de febrero de 1895 fue designado Orador de Orden en la Conmemoración de la fiesta del Centenario del nacimiento del General Sucre. A nombre de la Junta Directiva del Centenario, pronunció un brillante discurso en el Salón Elíptico del Congreso Nacional. En ese mismo día se inauguraron los cuadros de las batallas de Boyacá, Junín y Carabobo.
El 23 de mayo de ese mismo año, es nombrado miembro de la Junta para la celebración del Centenario del Gran Mariscal de Ayacucho (3-2-1895), con el fin de organizar la conveniente celebración del Centenario en el Distrito Federal . Estaba compuesta además por los siguientes ciudadanos: Doctor Agustín Aveledo; General Pedro Arismendi Brito; Luis Alberto Sucre; Doctor Lucio Pulido; Tomás Michelena; Henrique L. Boulton; Juan E. Linares; Agustín Valarino; Doctor Adolfo Ernst; Doctor Jorge Nevet; Jacinto Gutiérrez Coll; José Antonio Mosquera; Carlos Santana[50]
El 13 de diciembre de 1902, en compañía de un grupo de profesores de la Universidad Central de Venezuela, firma un manifiesto para aplaudir la actitud patriotica asumida por el supremo gobierno ante el bloque efectuado por las potencias extranjeras ese año.
Los otros profesores fueron José A.Baldó, Luis Razetti, Bernardo Esteves, Federíco Urbano, Miguel R Ruíz, P.Hermoso Tellería, A.P.Mora, Pablo Acosta Ortíz, Juan de Dios Villegas Ruiz, E. Delgado Palacios, Luis Sorian, J.Díaz, G. Delgado Palacios, Carlos León, J.B. Bance, Jose Gregorio Hernández, F.A. Alfaro, Felipe Tejera, Carlos F. Grisanti Franceschi, Felix Montes, Tomás C Llamosas, S. Vaamonde Blesbois, T. Aguerrevere Pacanins, Juan Pablo Tamayo, H.O.Lupi[51].
El 14 de enero de 1906, es designado Orador de orden para contestar el Discurso de Incorporación a la Academia Nacional de la Historia del Presbítero Doctor Ricardo Arteaga. quien disertó sobre el tema La Ley Moral en la Historia[52].
El 20 de mayo de 1908, junto a Laureano Villanueva y Manuel Antonio Díez, presenta a la Academia Nacional de la Historia sobre el tema ¿ Que punto de Hispano América fue el primero en apellidar Independencia a la Madre Patria.?, el cual fue aprobado en su sesión ordinaria del dia 29 de julio de ese mismo año y fue publicada en los Anales de la Universidad Central de Venezuela[53] y en la Memoria de la Academia Nacional de la Historia, ahí se afirmaba que el 19 de abril no era el día iniciativo de nuestra independencia, sino que ese día se ejerció de hecho, el primer acto de soberanía popular, deponiendo a las autoridades coloniales, aunque simuladamente se guardara fidelidad a la Corona de Fernando VII, por entonces juguete baladí de Napoleón.
El año siguiente, forma parte de los profesores Examinadores de Número de la cátedra de Derecho Constitucional y Derecho Administrativo de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Central[54],
El 3 de enero de 1911, fallece su madre Doña Amelia Rodríguez Comins de Rodríguez, a la edad de 81 años. [55]
En cumplimiento del Decreto Ejecutivo de fecha 28 de marzo de 1911 y por disposición del Ciudadano Doctor Francísco Lináres Alcántara, Presidente de la República, (en resolución Nº 2655), el 1º de mayo de ese mismo año, es nombrado miembro de la Comisión creada para organizar el Museo Boliviano, cuya finalidad era el acopio y organización del Museo. Dicha comisión estaba integrada además por Felípe Francia, Vicente Lecuna, Manuel Segundo Sanchez y Christian Federico Witzke[56]. En ese mismo año fue jubilado de la Universidad Central de Venezuela con una pensión de Bs. 200[57]
El 24 de diciembre de 1912, con motivo de un informe que presenta a la Academia Nacional de la Historia el misionero capuchino Fray Froilán de Rionegro para fijar la fecha de la fundacion de Caracas, la Academia Nacional de la Historia nombra una comisión formada por los Doctores Teófilo Rodríguez, Francisco Tosta García y Pedro Manuel Arcaya para que opinaran sobre dicha proposición, afirmando que era interesante, y merecía publicarse en el boletín, sin embargo recomendaron a la Academia abstenerse de decretos hasta que se tenga averiguada en forma definitiva esta fecha, cuando no aparezcan nuevos documentos que refuercen definitivamente este punto[58].
Con motivo de una consulta enviada por el Ministro de Instrucción Pública, el 8 de enero de 1913, Preside la Comisión nombrada por la Academia Nacional de la Historia para examinar los documentos relativos al General Manuel Piar. Sus conclusiones fueron presentaron al Señor Director en un informe[59].
El 14 de febrero de 1914, a raíz de la publicación que hizo la Casa Ollendorff en 1912, del famoso Diario de Bucaramanga de Luis Perú de La Croix, el Señor Manuel Pinzón Uzcátegui dirigió una carta circular a los historiógrafos más eminentes de Venezuela y Colombia, inquiriendo su opinión sobre el juício emitido por Blanco y Azpurúa acerca de la autenticidad de la mencionada obra. La opinión de Teófilo Rodríguez fue: "Con dicho manuscrito se había tratado de imitar las conocidas Memorias de Santa Elena, para lo cual el que concibió la idea y la llevó a ejecución con este o aquel propósito no se ciño en su trabajo a narrar con exactitud los juicios y opiniones que el Libertador, departiendo con los fieles amigos y admiradores que lo acompañaban en sus últimos días, les exponía en el seno de la confianza, decaido ya en su físico, pero sereno en su espíritu en medio a la tormenta que contra el grande hombre habían desencadenado los enemigos de su gloria. En esta virtud estoy de acuerdo en el fondo con el juicio que acerca del enunciado Diario formularon los distinguidos y honorables investigadores General José Félix Blanco y Don Ramón Azpurúa[60]".
El 4 de julio de 1914, recibe este egregio ciudadano una nueva distinción, la Academia Venezolana de la Lengua, correspondiente a la Real Española le reclama su presencia como Individuo de Número para ocupar el Sillón A[61], incorporándose a esa Docta Corporación el 21 de marzo de 1915[62] con una disertación, acerca de los méritos de la Lengua Española[63]. La voz de la Academia la llevó el Doctor Santiago Key Ayala, quien al darle la bienvenida en la loa del recipiendario lo recuerda dedicándole estas palabras: "Entre papeles amarilleados, de viejos textos latinos; entre manuscritos de historia patria, títulos de propiedad escritos con vigorosa letra gótica, folios e infolios de la curia eclesiástica, el Doctor Rodríguez ha preservado aquella primera orientación de su espíritu que en su juventud le llevó a la redacción de periódicos literarios, en muy honesta compañía... El Doctor Rodríguez civilista y canonista, ha sido fiel, toda su vida, a la lengua de los Césares Augustos, augusta como ellos. En medio del casi unánime desdén que entre nosotros ha enterrado al latín, es de los pocos iniciados que en la soledad penumbrosa del gabinete de trabajo han sabido alumbrarse con la lámpara de su fe. Su especialización en estudios canónicos le ha permitido acrecentarla, como que la Iglesia tiene la alta sabiduría de perpetuar, con el latín, el recuerdo de que fue engendrada y amamantada en la cama de leones del Imperio Romano[64]".
El 10 de julio de ese mismo año, por Comisión de la Academia Nacional de la historia lpresenta en compañía del Doctor Julio Calcaño al Señor Director de la institución un informe para abrir concepto sobre " Relación de la Salida de Porlamar del General Jose Francisco Bermúdez en 1815" apoyando la publicación en el Boletín[65].
Su vastísima erudición lo llevó a ocupar un sitial de honor como orador, notable jurista, conocedor profundo de otras lenguas (francés, inglés, griego y latín), brillante autor de estudios de historia, los cuales realiza con un criterio imparcial y justiciero, le permitieron ocupar un puesto importante en la vida pública venezolana.
El 26 de septiembre de 1915, ofrece el discurso de contestación al de recepción como individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua, del Doctor Manuel María Villalobos[66].
El 8 de diciembre de 1915, se extingue su periplo vital, a los 72 años de edad, debido a una nefritis (Mal de Bright)[67], en una modesta casa caraqueña situada entre las esquinas de Carmen a Puente Arauca, Nº 58. Su muerte fue lamentada en los círculos intelectuales y en el seno de la sociedad. El periódico La Religión publica al día siguiente la noticia de su fallecimiento así: "Murió cristianamente el Señor Doctor Teófilo Rodríguez. Fue una vida laboriosa y útil. Doctor en ambos Derechos, miembro de ambas Academias; periodista, profesor, Juez unas veces, y otras abogado en ejercicio. Escribió y recopiló nuestra Tradiciones. Su recuerdo es plácido. Nuestro pésame a su familia. Nuestros sufragios por el amigo". Su deceso constituyó un duro golpe para la Universidad Central de Venezuela, pues perdía a uno de sus más brillantes catedráticos, para las Academias a las cuales perteneció, ya que expiraba uno de sus más sobresaliente, abnegado y eficiente colaborador y para el campo del derecho al sucumbir uno de sus más eminentes juristas.


[1] De acuerdo con el artículo 8 del decreto ejecutivo de 7 de enero de 1893. El Ateneo se instaló en Comisión preparatoria el 1º de febrero, en el Paraninfo de la Ilustre Universidad Central. Véase: Exposición que el Ministro de Instrucción Pública presenta al Jefe del Poder Ejecutivo Nacional, de los asuntos de su departamento, desde el establecimiento del Gobierno de la Revolución encargado de la reconstitución de la República, hasta abril de 1893. Caracas. Imprenta Bolívar. 1893. p. 133.
[2] Archivo Arquidiocesano de Caracas.: En un principio la Fe de Bautismos se encontraba en el fol. 47 del Libro 8º general de Bautismos de la parroquia de San Pablo de Caracas correspondiente al año de 1843, pero por orden del Provisor Diego de Córdoba se trasladó al " Libro 10 general de bautismos de la Iglesia Parroquial de San Pablo, fol. 136.
[3] Archivo Arquidiocesano de Caracas.:" Libro 10 general de bautismos de la Iglesia Parroquial de San Pablo. fol. 136.
[4] Estaba ubicado en la calle de Carabobo, casa Nº168, Esquina de Catedral.
[5] Véase: "Diario de Avisos" Nº 175 del sabado 26 de agosto de 1854.
[6] Véase: "El Heraldo" Año II, Trim VI, Nº 168 del 10 de agosto de 1860; 169 del 14 de agosto de 1860 y 170 del 17 de agosto de 1860.
[7] Para esa época vivia en la Calle del Juncal, casa Nº 101. UCV: Archivo Universitario:"Expediente Universitario. Libro Nº 68, Exp, 38 y "Bachiller y Licenciado en Derecho Civil y Canónica. 1867. Libro 15, Exp 12-13.
[8] Se encontraba situado en la calle los Bravos, Nº 32, en la esquina El Conde.
[9] Véase "El Federalista" Nº 55 del 3-10-1863.
[10] Fue instalada el 23 de agosto de 1862.
[11] Véase: expediente Nº 429. Catálogo de expedientes de grados academicos. Anales que existen en el archivo de a UCV formado por el Doctor Vicente G. Guánchez, Secretario Jubilado de la Universidad. en Anales de la UCV. 1906. Archivo Universitario: Expediente Universitario "Libro 39, Expediente 8"
[12] La fecha de la última Acta que se conserva es del 11 de noviembre de 1870.
[13] Los otros miembros eran: Anton Goering, Cristóbal Rojas, Gualterio Chitty. Francisco Conde, Francisco de Paula Acosta. etc.
[14] Esta comisión estaba formada. además por Aristides Rojas, Francisco Conde, Simón Ugarte, Manuel Vicente Diaz, Luciano Urdaneta, Rafael Villavicencio y Jesús Muñoz Tebar.
[15] Véase: expediente universitario de Derecho Civil y Derecho Canónico, Leg 52 exp 181 y 336.
[16] UCV: Archivo Histórico Universitario: Libro de nombramientos de Secretarios y Oficiales. 1839-1881. V=2; T=2; N=324. fol. 290-291.
[17] Fue fundado el 24 de marzo de 1865. Además de fundadores fueron redactores y editorialistas.
En el Nº 11 del 8 de junio de 1865, publica el editorial de donde hace un bien fundado recuento del progreso de la ciencia en Venezuela, refutando un artículo aparecido en El Federalista" Nº 542 del sabado 27 de mayo de 1865, titulado "Trabajo Científico" sobre Fragmento de un estudio geológico sobre los terremotos y temblores de tierra en Venezuela escrito por Arístides Rojas (Véase: el "Eco científico" y "El Naturalista" de Gerónimo Eusebio Blanco.) que el periódico reproduce in integrum (Año II, mes X, p. 1-4).
[18] Fue fundado el 2 de Octubre de 1880. Llegó a ser Editor y propietario; ahí publica una serie de artículos criticando severamente la obra "La Iglesia Cristiana" de Ernest Renán. Este periódico se editó hasta el 31 de diciembre de 1881, alcanzando 92 numeros.
[19] Se desempeña como editor, administrador, redactor y colaborador del periódico "La Tribuna de Petare" desde el 6 de octubre de del 1873, hasta el 10 de marzo de 1784. Este periódico fue fundado el 14 de julio de 1873 (Nº 1), en la villa de ese mismo nombre por el dominicano Alejandro Angulo Guridi (Hasta el Nº 22 del 30 de septiembe de 1783). Tuvo una efímera existencia de 64 números.
[20] En 1868, colabora en la revista científica Vargasia[20] : Organo de la Sociedad de Ciencia Físicas y Naturales, publicada con el fin de contribuir al desarrollo de la ciencia en nuestro país. junto a él colaboraban hombre de la talla de Adolfo Ernst. Arístídes Rojas, Rafael Villavicencio, Jesús Muñoz Tebar, Lino de Revenga, Arístides Rojas. y otros. Esta revista tuvo una efímera duración, publicando los siguientes Nº: El 1-3 corresponde a enero, febrero y marzo de 1868; el Nº 4 al mes de abril; el nº a mayo; el 6 a septiembre de 1869; y el 7 en 1870.
[21] Véase: "El Federalista". Año IV, Mes IV Nº 959, caracas, lunes, 22 de octubre de 1866. p. 3.; Nº 966 del 30 de octubre de 1866, p. 2; Nº 973, del jueves 8 de noviembre de 1866, p. 3. ; Nº 976 del lunes 12 de noviembre de 1866. p. 1; Nº 979, del jueves, 15 de noviembre de 1866.

[22] Véase: El Federalista Nº 1.299 del 11 de diciembre de 1867; Nos Nº 1621, 1622, 1624, 1626, 1629 de 22.23.26 y 28 de enero y 1º de febrero de 1869 y Pensamiento político Venezolano del siglo XIX tomo 13. p. .
[23] p. 117 a 121.
[24] Imprenta Venezolana. Caracas. 1880. p. 97-98.
[25] Se casó Mercedes López Candebat, y de ese matrimonio nacieron 7 hijos: Teófilo, Benita Avelina (Hna Miguelina de la Congregación de San Francisco de Asís), Angelina Elena, Miguel Reinaldo, Pedro Antonio, Juan Leoncio y Liberia Mercedes.
[26] Felice Cardot, Carlos.:"Venezolanos de Ayer y Hoy". Ministerio de Educación. Departamento de Publicaciones. Caracas. 1971.
[27] Véase: Memoria que presenta al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela el Ministro de Instrucción Pública en 1885. Tomo II. Vol 1. Doc. 38. p. 28 y ss.
[28] Publicada en el tomo II de su obra Literatura Venezolana (Ofrenda al Libertador en su primer centenario. Impresa por disposición del Ilustre americano, Regenerador, Pacificador y Presidente de los Estados Unidos de Venezuela General Guzmán Blanco, 1883, página 558.
[29] En la revista "El Cojo Ilustrado" nº 67 del 1 de octubre de 1894, p. 381-382.
[30] En "El Cojo Ilustrado" Nº 56, del 15 de abril de 1894 p. 150.
[31] En "El Cojo Ilustrado" nº 59 del 1 de junio de 1894, p. 208-209
[32] En El Cojo ilustrado Nº 122 del 15 de enero de 1897, p. 96. Fue reeditado en la revista "Cronica de Caracas" Nº 33 de abril-junio de 1957.
[33] En "El Cojo Ilustrado" (Edición de Gala) . Véase: Nº 97, del 1 de enero de 1896, p. 11. (Autógrafo).
[34] En "El Cojo Ilustrado" Nº 52, del 15 de febrero de 1894. pp. 55-56.
[35] En "El Cojo Ilustrado" Nº 87 del 17 de julio de 1895. P. 458-460
[36] En la "Ofrenda de la Junta Central Directiva del Concierto Artístico Literario celebrado en (el Teatro Caracas la noche de) el día 22 de marzo, en beneficio de los desgraciados de Andalucía p. 33 a 37.

[37] En El Amigo del Progreso" Nº 14) del 6 de julio de 1865.
[38] En El Angel Guardián Nº 83 del 29 de noviembre de 1881

[39] Véase: Memoria que presenta al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela el Ministro de Instrucción Pública en 1889. Caracas. Tipografía El Cojo. 1889. Tomo 1. p. 479.
[40] Año XXI, mes VII, Nº 5.652
[41] El 11 de julio de 1889.
[42] Fue nombrado el 10 de marzo de 1909, por fallecimiento del Doctor José María Manríque. Véase: Memoria que presenta el Ministro de Instrucción Pública al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en sus sesiones ordinarias de 1911. Tomo II. Caracas. Imprenta Nacional. 1911.
[43] Véase: Exposición que presenta al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela el Ministro de Instrucción Pública en 1902. Caracas. Imprenta Bolívar. p. 23. y Anales de la Universidad Central de Venezuela. Año II, Tomo II, Nº 1. 1901. Caracas. Tipografía Universitaria. 1901. p. 439-440.
[44] En 1895. Véase: Memoria que presenta al mministro de Instrucción Pública al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en 1896. Caracas. Imprenta Colón. p. 534 a 536
[45] La primera vez el 15 de mayo de 1909, y la segunda en su sesión del 21 de mayo de 1913, para regirla en el bienio que termina el 30 de dicho mes del año 1915. (Véase: Memoria del Ministerio de Instrucción Pública de 1914. Tomo II. Caracas. Imprenta Nacional. 1914.Doc. 172, p. 191 y (Véase: Memoria que presenta el Ministro de Relaciones Interiores al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en 1912. Caracas. Imprenta Nacional. 1912. Tomo II, Doc. 100. p. 585).
[46] (1891-1893), (1893-1895), (1897-1899), (1901-1903), (1903-1905), (1905-1907).
[47] Cabrera Domínguez, Guillermo.: Liceo "Andrés Bello" un forjador de valores. Una tierna narración sobre la historia del primer Liceo de Venezuela escrita por un antiguo alumno del Instituto con motivo de su Primer Centenario". Caracas. 1993. Academia Nacional de la Historia, Serie Estudios, Monografías y Ensayos, nº 161, p. 38-40.
[48] Véase: Discurso de orden leído por el Academico Señor Doctor Teófilo Rodríguez en la Junta Pública que la Academia Nacional de la Historia celebró el 28 de octubre de 1891 en conmemoración del tercer aniversario de su fundación. Caracas Tipografía de la Opinión Nacional. 1891. 29 p. Hay un ejemplar en la B.N. Bajo la signatura V23 C 457)
[49] Véase: Memoria que presenta el Ministro de Relaciones Interiores al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en 1894. p. 22 a 25.
[50] Véase: Memoria que presenta el Ministro de Relaciones Interiores al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en 1895. p. 304 a 306).
[51] Véase: Boletín del Archivo Histórico de Miraflores Nº 38 p. 46.
[52] Véase: Discursos leídos en la Academia Nacional de la Historia en la recepción pública del Señor Pesbítero Doctor Don Ricardo Arteaga el día 14 de enero de 1906. Caracas. Tipografía Americana. 1906. En el fondo bibliográfico especial de la B.N. Sig: V.24 C109.
[53] p. 22 a 48; Véase: Memoria que presenta el Ministro de Instrucción Pública al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en sus sesiones ordinarias de 1911. Tomo II. Caracas. Imprenta Nacional. 1911. p. 746.
[54] Véase: Memoria que presenta el Ministro de Instrucción Pública al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en sus sesiones ordinarias de 1910. p. 722.
[55] Fue enterrada a las 9 a.m del día siguiente. Véase: El Universal Nº 566, Año II, del martes 3 de enero de 1911. p. 4. y Libro de entierros del Cementerio General del Sur, correspondiente a ese año. (de abseso hepático, Santa Teresa, Médico APablo Acosta Ortíz; parcela 3-5-84)
[56] Véase: G.O. Nº 11.298 del miércoles, 3 de mayo de 1911 (Año XXXIV, Mes VII) p. 1.
[57] Véase: Memoria que presenta el Ministro de Relaciones Interiores al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en sus sesiones ordinarias de 1912. Tomo II. Caracas, Imprenta Nacional. 1912. p. 663.
[58] Véase: B.A.N.H. Nº 1 del 31-3- 1913. Tipografía Americana. p. 3-11.
[59] Véase: B.A.N.H. año 1913. p. 13 a 20
[60] (Véase: Manuel, Pinzón Uzcátegui.: "Crítica Histórica sobre el diario de Bucaramanga". Caracas, Lit. y Tip. del Comercio. 1914. p. 78-79).
[61] Véase: Acta de la Sesión Nº 1526 correspondiente al jueves 4 de junio de 1914 en el Libro de Actas de la Real Academia Venezolana de la Lengua.
[62] El periódico El Universal (Nº 2.081 del 21 de marzo de 1915. p. 7 y el Nº 2.082 del 22 de marzo de 1915. p. 1. ) la reseñó así: "A las 3 1/2 de la tarde, se efectuará en la Academia Nacional de Bellas Artes, la Recepción Pública y solemne del Señor Doctor Teófilo Rodríguez, como individuo de Número de la Academia Venezolana correspondiente a la Real Española. Contestará a su discurso de incorporación el Señor Doctor Santiago Key Ayala
[63] Con tal motivo se reunió la Academia en el salón de Bellas Artes con el objeto de recibir en acto público y solemne al Academico electo Doctor Teófilo Rodríguez, Presidieron el acto los Ministro de Instrucción pública y de Relaciones Interiores (Doctor Pedro Manuel Arcaya). Asistieron además los Doctores Francisco de Sales Pérez, Julio Calcaño, Felipe Tejera, Rafael Villavicencio, Juan de Dios Mérida, Pedro Emilio Coll, Santiago Key Ayala, el Delegado de Su Santidad Monseñor Carlos Pietro Paoli, el Excelentísimo Señor Ministro de España Don Juan Servert y otras altas personalidades de la vida Nacional. La banda marcial amenizó el acto (Véase: Discursos leídos en la Academia Venezolana correspondiente de la Real Española en la recepción pública del Señor Doctor Don Teófilo Rodríguez, el 21 de marzo de 1915. Imprenta Bolívar. Caracas. 1915. 38 p. y Acta de la Academia Correspondiente de la Lengua Española Nº 1562).
[64] El 1 de abril de 1915, la revista "El Cojo Ilustrado"(Nº 559, Año XXIV, p. 198), publica una breve reseña (con fotografía) del acto de incorporación como individuo de Número en la Academia Venezolana de la Lengua, congratulándose por su nominación
[65] Véase: BANH. Nº 3 del 30 de septiembre de 1814, P. 117-123. Tip Vargas.
[66] Véase: discurso leído en la Academia Venezolana de la La lengua correspondiente de la Real Española en la recepción pública del Señor Don Manuel María Villalobos el día 26 de septiembre de 1915. Caracas, Tip Vargas, 1915)
[67] Véase: libro de defunciones de la Parroquia Santa Teresa, Departamento Libertador del Distrito Federal, Expediente Nº 185 de 1915. En el Registro principal del Distrito Federal y periódico "El Universal" Nº. 2.342 del lunes 9 de diciembre de 1915. Pág 1 a 7.

domingo, 27 de enero de 2008

Breve historia del Museo Bolivariano a los 96 años de su inauguración


David R. Chacón Rodríguez.

Con el fin de celebrar con toda solemnidad el Centenario de la Independencia de Venezuela, el Ejecutivo Nacional, emite un Decreto fechado el 19 de marzo de 1910, indicando los Actos conmemorativos que comenzarán el 19 de abril de ese mismo año. En él figura la reconstrucción del Panteón Nacional, la creación de la Academia Militar de la República, un jardín botánico. Igualmente se estipula la construcción de un edificio para la Biblioteca Nacional, un Edificio a prueba de Incendio para la oficina principal del Registro Público y Archivo Nacional y, en el artículo 6 se expresa: que adquirida para la Nación por suscripción pública, la casa donde nació Simón Bolívar en esta ciudad de Caracas, se la restituirá con la fidelidad possible a la forma que tenía en 1783; y luego, a continuación expresa que se establecerá en la venerable mansión el Museo Boliviano, y se consagrará sus muros a narrar en frescos o en lienzos la vida del Padre de la Patria .

Con el fin de cumplir esta disposición, el 28 de marzo de 1911 , se destinó el edificio, que hasta entonces ocupaba la Biblioteca Nacional. Para establecer dicho museo, se dispuso hacer todas las reparaciones necesarias con el fin de adecuarlo al objeto a que fue destinado, para lo cual se aprobó el presupuesto de Bs. 31.500, presentado por el Dr. Vicente Lecuna. Este edificio, de dos plantas que aún se conserva, fue realizada por el Arquitecto Alejandro Chataing, y está situado al Norte de la Plaza Bolívar, entre las esquinas de La Torre y Principal .

En fecha 1 de mayo de 1911, el Ejecutivo Nacional designó una Comisión integrada por el doctor Teófilo Rodríguez, don Felipe Francia, doctor Vicente Lecuna, Don Manuel Segundo Sánchez y Don Christian Witzke, a cuyo cargo debía de correr el acopio y organización del Museo Bolivariano. Este último fue nombrado Director el 4 de agosto de ese mismo año.

Una vez realizada las reformas pertinentes, se ordenó trasladar a él, los objetos, documentos y demás pertenencias relacionadas con el Libertador y su vida, los ilustres próceres de la guerra de la emancipación, y cualquier otro material de interés histórico.

El día 24 de junio de ese mismo año, a las 10 a.m., el primer Mandatario Nacional, General Juan Vicente Gómez, acompañado del Gabinete Ejecutivo, los miembros del cuerpo Diplomático y los demás invitados especiales, presenció el acto oficial de la inauguración.

Allí, el Dr. Teófilo Rodríguez, de la Academia Nacional de la Historia y Presidente de la Comisión organizadora del Museo, hizo formal entrega del mismo, al Ministro de Instrucción Públicay en su discurso dijo entre otras cosas, que nada más a propósito para inaugurar el Museo Boliviano, que la escogencia feliz de este día que recuerda la victoria obtenida en la batalla de Carabobo. Acto seguido, el Ministro le respondió felicitando a la Comisión organizadora por el cabal éxito de su cometido. Una vez concluido el acto se abrió al público para que fuera testigo presente de la vida y obra de nuestros Libertadores.
Después de terminada la visita, se levantó el Acta de Inauguración en los siguientes términos:
El día 24 de junio de mil novecientos once a las diez horas a.m. el Presidente de los Estados Unidos de Venezuela acompañado de los miembros de su Gabinete y de los miembros del Consejo de Gobierno se dirigió de la Casa Amarilla al Museo Boliviano, done en presencia de las Embajadas, Cuerpo Diplomático residente, Delegados al Congreso Boliviano y de los Presidentes de las Cámaras Legislativas, el de la Corte Federal y de Casación, el del Concejo Municipal de Caracas y el Director de la Academia de la Historia, la Comisión nombrada para la organización del Museo Boliviano hizo entrega de éste al ciudadano Ministro de Instrucción Pública, quien lo recibió e incontinenti lo declaró solemnemente inaugurado a nombre del Gobierno Nacional.
Visitado el Museo detenidamente por todos los presentes terminó el acto y firman: Juan Vicente Gómez; F. L. Alcántara; M. A. Matos; Antonio Pimentel, M. V. Castro Zavala; B. Planas; Román Cárdenas; Trino Baptista; F. A. Colmenares Pacheco; F. González Guinán; Ramón González Valencia; Luis R. de Lorena Ferreira (Ministro del Brasil); V. M. Maúrtua (Ministro del Perú); A. V. Prollius (Ministro de Alemania); Carlos Felippo Serra (Ministro de Italia); John W. Garret (Ministro des Etats Unis d’Amerique); Licillo da Cinha Bueno (Secretario de Legislación de Brasil); León Genis (Secretario de la Legación de Bélgica); Adolfo León Gómez; Alfredo Gómez Jaine; R. Guerra; R. Villavicencio; J. de Jongh Ricardo (Cónsul General del Ecuador); Juan Pablo Peñaloza; J.M. Ortega Martínez; G. S. Riera; Ramón Ayala; José Ignacio Pulido; José Dolores Ríos; Leopoldo Baptista; Mariano García; Nicolás Rolando; T. Aguerrevere Pacanins; M. Parra Picón; Eduardo I. Dagnino; P. Acosta Ortíz; F. de P. Rivas Maza; Delfin M. Aguilera; José A. Tagliaferro; Gustavo J. Sanabria; J. A. Martínez Méndez; Emilio Constantino Guerrero; Roso Chechen; Félix Magliore; José C. Borda; D. Ricardo; C. Witzke; Felipe Francia; Manuel Segundo Sánchez; Vicente Lecuna; Teófilo Rodríguez; C. Escribens; E. St. Morales; Alejo Zuloaga; Luis F. García L.; Enrique Tejera; Rafael Ruiz Mirabal; J. de D. Sánchez Carreño (Edecán del Presidente de la República); Benjamín Velasco (Edecán del Presidente de la República); Santiago Otalora (Edecán del Presidente de la República); + Arturo Celestino Alvarez (Obispo del Zulia) + Antonio Ramón Silva (Obispo de Mérida); + Dr. Agustín J. Alvarado (Obispo de Barquisimeto); Pedro M. Alvarado (Provisor de Barquisimeto); Fr. Melchor Escoriaza (Misionero Capuchino); Fr. José María Ibarreta, O. P.; Juan Casanova; Pbro. Domingo Ocerin Jáuregui A.; Enrique Dubuc (Subdiácono); Olegario Villalobos ( Subdiácono); Enrique Rodríguez A. (Minorista); Arístides Muñóz L. (Diácono).
Desde este día hasta la terminación de las fiestas centenarias fue el Museo Boliviano visitado por 50.756 personas.
El 4 de agosto de ese mismo año, el ciudadano Presidente de la República, nombra como Director General de Museos Nacionales al señor Christian Federico Witzke , cargo ad honórem que ejerció hasta su muerte.
Con el tiempo las colecciones se multiplicaron, gracias a la generosa donación de particulares y a las adquisiciones realizadas por el Estado. Por estas razones y las necesidades de expansión, el 24 de julio de 1934, el General Juan Vicente Gómez decidió construir un nuevo edificio en la esquina de Pajarito, entre la avenida Sur 2, y la calle Oeste 6, al Sur del templo de San Francisco. Tocará a su sucesor, el Presidente Eleazar López Contreras inaugurarlo. Acto que se realizó a las nueve y media de la mañana del 19 de abril de 1936 .
El 2 de diciembre de 1940, el Presidente de los Estados Unidos de Venezuela promulgó el Reglamento de los Museos Nacionales, estableciendo en su artículo 2 el objeto de este museo, allí indica que está destinado a la guarda y conservación de los objetos y piezas históricas que hayan pertenecido al Libertador Simón Bolívar o a los Próceres de la Independencia Nacional, o que se relacionen directamente con hombres o sucesos importantes de esa época . Luego, en las Disposiciones Generales expresa que en cada Museo se formará un Inventario General de los objetos existentes y de los que se vayan adquiriendo. En cuanto a las donaciones dice que deben hacerse acompañadas de una carta en la cual se dará el mayor número de datos acerca del objeto donado y su historia, a fin de formar la cédula correspondiente. En lo relativo los objetos que ingresen habrá un registro especial en el cual se indicarán todos los datos sobre la procedencia u origen, con el fin de que se pueda suministrar siempre una información precisa y verídica. Para los fines históricos y de estadística se llevará en los Museos un libro de autógrafos .
Poco tiempo después, el 28 de octubre de 1949, la Nación Venezolana adquiere las dos edificaciones adyacentes a la Casa Natal de Simón Bolívar ubicados en la calle Sur 1, entre las esquinas de San Jacinto y Traposos, distinguidos con los Nº 20 y 24, respectivamente, para ser destinadas al Museo Bolivariano y a la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Después de asumir la primera magistratura, el Presidente Rómulo Betancourt, decretó que se construyera del lado Norte la sede del Museo Bolivariano y del lado Sur la de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, conforme a los planos ya elaborados por el Ministerio de Obras Públicas, conservándose en ambas edificaciones las características de las mansiones caraqueñas de la época Colonial: casas de pocas plantas, con aireados patios y corredores de pilares alrededor, techos de tejas, todo en armonía con la arquitectura de la Casa Natal .
Posteriormente, se envió a la Dirección de Administración de Servicios y Bienes Nacionales, el acta sobre selección y destino que ha de darse a las piezas del Museo Bolivariano, que por origen y variedad, no guardan relación con el contenido del Museo y se se dieron instrucciones al Museo Bolivariano, de acuerdo con una solicitud enviada por la Gerencia del Banco Central de Venezuela, para la donación de una colección de monedas venezolanas que posee el Museo a fin de que formen parte del Museo de Numismática de esa Institución Bancaria .

La actual sede del Museo Bolivariano, está ubicada en la calle Sur 2, entre las esquinas de San Jacinto y Traposos, distinguiéndose con los números 20 y 24, respectivamente. Tiene un área de construcción de 833, 22 m2. El proyecto y la ejecución estuvo a cargo del Arquitecto Graziano Gasparini, a un costo de Bs. 1.917.506, 55.

Su fachada se hizo a imagen de la casa que Don Juan de Vegas y Bertodano construyó en 1783 y luego sirvió de sede al antiguo Colegio Chávez que fue demolido en 1953 para dar paso a la avenida Urdaneta. Fue inaugurada el 17 de diciembre de 1960 por el Doctor Luis Augusto Dubuc, quien, en su carácter de Ministro de Relaciones Interiores, actuó en representación del Ejecutivo Nacional.

Este edificio se encuentra distribuido en los siguientes ambientes:
Planta Baja: Salón de exhibiciones especiales, Secretaría, Dirección, Biblioteca, Depósito Personal y limpieza, 2 salones, 1 hall (vestíbulo) de entrada, 4 sanitarios individuales; Primer piso: 4 salones y 1 hall (vestíbulo); segundo piso: 4 salones, 1 hall (vestíbulo) y 1 balcón.

La organización del Museo, tal como ahora la conocemos se debe a la museógrafa venezolana Carmen Parra de Villani.

Con este cambio se modifica la estructura organizativa de esta institución, adecuándola a las normas museisticas más modernas, logrando así convertirlo en un organismo colaborador del movimiento cultural de Caracas; prueba de ello es la asiduidad y aumento del público que lo visita.

Ahora, además de mostrar las reliquias que guarda, sirve de ejemplo y enseñanza viva de nuestra Historia Patria y estímulo para el estudio y veneración del glorioso pasado de nuestros Libertadores.

Entre todos los objetos dignos de admiración que se exponen allí merece destacarse la ropa que usó el Libertador en diversos momentos de su vida: la levita del uniforme militar del Perú, chaleco y pantalones, camisa de dormir, botas y anteojo de campaña, una ruana o chamarra de seda polícroma, las zapatillas de piel, su navaja, su pañuelo de afeitar, un cinturón con hebilla que tiene grabado el escudo de la Gran Colombia, sus charreteras, la hamaca donde descansó su infinita figura y otras piezas de uso personal. También se conservan allí testimonios de la vida Colonial y republicana de Venezuela como perenne lección para las generaciones futuras.

Está obra consta de las siguientes dependencias o salas: Corredor exterior de la Planta Baja, donde se localiza una significativa muestra de los escudos Coloniales que adornaron los sobredinteles de las puertas en las casa de algunas familias caraqueñas, incluyendo el imponente escudo de Carlos V, labrado en piedra de Araya por el maestro cantero Lorenzo Aguila en 1532 y que adornara el Ayuntamiento de Nueva Cádiz de Cubagua hasta su destrucción por un cataclismo en 1540; la Sala de la Colonia, donde se observa un número importante de los objetos de esa época. Inmediata a ésta, la Sala de Formación con el árbol genealógico del Libertador y diversas prendas y objetos pertenecientes a él y su familia incluyendo la Biblia de su abuelo materno, su hoja de servicio y un medallón de su amada esposa María Teresa; la Sala de los Símbolos, donde se exhiben varias cartas, implementos militares, las nueve banderas que hemos tenido, desde la aprobada en el Congreso de 1811 hasta la última de 1957 y una interesante iconografía del Libertador; Sala de las Batallas, ahí se encuentra explicado en un cuadro de plástico las principales contiendas de nuestra independencia, indicando gráficamente cómo se desarrolló, mientras visualmente en el plano se muestra la estrategia iluminada con flechas y luces rojas, diciéndonos cómo actuaron los héroes libertadores frente a las fuerzas realistas. El proceso de realización de este pedagogico plan de las batallas estuvo a cargo del Dr. Lino Iribarren Celis y del Comandante Víctor Maldonado Michelena. La coordinación técnica fue hecha por la señora Violeta Mendoza, del diseño y montaje se encargó Álvaro de La Riva. Lamentablemente, en estos momentos por razones técnicas, el servicio se encuentra suspendido; Sala de Campaña donde se puede observar el libro Las Guerras de las Galias que perteneció al Libertador; Sala de Armas y Condecoraciones, en ella destaca la réplica de la espada que el Perú regaló al Libertador en 1825 y la espada del Generalísimo Francisco de Miranda; Sala de los Próceres con las reliquias que pertenecieron a diversos próceres de la Independencia; Sala del Pensamiento con pensamientos y facsímiles documentales referentes a la Independencia y, finalmente la Sala de la muerte, donde se muestra entre otras cosas el Arca dorada en que fueron trasladados los restos del Libertador Simon Bolívar, de la Catedral de Caracas al Panteón Nacional en 1876.

Desde su inauguración hasta el presente, han dirigido el Museo diez y siete Directores: Christian Witzke, Ramón Pérez Melo; Juan Pedro Quintero; Antonio J. Sotillo; Antonio Esteban Frías ; Antonio Egea López; Luis Alberto Sucre; Alberto Urbaneja ; Eliodoro Ocanto; Luisa de Roo; Josefina Palacios Blanco; Carlos Cárdenas Gómez; Luis Monch; Rafael Ramón Castellanos V; Lino Iribarren Celis; Flor Zambrano de Gentile, Elsa Pérez Carreño de León, Luego actuó como supervisora la señora María Milagros Carvajal y actualmente lo dirige la Licenciada Ana Tapias.

Hermano Nectario María


El Hermano Nectario María


David R. Chacón Rodríguez


La deuda que tiene contraída la comunidad venezolana con el Hermano Nectario María es incalculable, porque a este humilde y eximio hijo de la Congregación de San Juan Bautista de La Salle , quien se consagró a servir a Venezuela con el mayor desinterés, se debe con justicia, por una parte, el maravilloso despertar y florecimiento de la devoción y culto a la Virgen en Venezuela; y por otra, al acopio de sus investigaciones históricas donde testimonia su didáctica magistral, debido a la originalidad de su pensamiento, donde conjuga su universalismo intelectual con el innegable y gran amor que siempre manifestó por Venezuela.
No es muy común encontrar en el mundo ejemplos como el suyo, en el que las humanidades y las ciencias se imbriquen, tan profundamente, como su propio devenir individual.
La incipiente educación que se impartía en Barquisimeto a principios de siglo, hizo que un grupo de destacados caballeros de aquella distinguida sociedad, preocupados por la formación de sus hijos, resolvieran la creación de un colegio de primera y segunda enseñanza. El alma y propulsor de esta idea fue, entre otros, el comerciante francés, don Eduardo Lindheimer , quien insinuó confiar el nuevo establecimiento a la congregación fundada por Juan Bautista de La Salle (1651-1719).
Después de múltiples tropiezos, el plantel se inauguró el 16 de febrero de 1913, con los Hermanos Facundo Tomás (Simón Sáiz y Espiga ) como Director, Juan -Asclepíades Jean- (Georges Marie Rouff Eisenkremer ), Arístide Bruno (Camille Molliex ) y Bernal Urbano (Gelín Jean Baptiste ). Después de unos diez y ocho días de clase, llegaron los Hermanos Agustín Luis (César Augusto Darquéa ) y Nectario María (Louis Alfred Silvano Pratlong Bonicell Gal ).
Este pequeño grupo de religiosos llega a Barquisimeto a ejercer el apostolado de la educación, influenciados por las ideas pedagógicas de su fundador; introdujeron algunas reformas en la enseñanza tradicional, postulando una formación para la vida: práctica, racional y progresiva, mediante la creación de hábitos intelectuales y morales, que pusieran de manifiesto la salud e integridad de los sentidos, complementando la educación intelectual y espiritual con la educación física.
En el proceso enseñanza aprendizaje simultáneo, ellos tomaban en cuenta la naturaleza del niño y las necesidades sociales en que debe moverse el alumno para orientar la labor intelectual, y personal, del propio educando, prescribiendo métodos analíticos, sintéticos e intuitivos, prácticos y concretos que permitieran una constante laboriosidad, mediante un procedimiento interrogativo, repartiendo las preguntas a voleo, sin seguir un orden predeterminado para despertar el interés y mantener la atención del discípulo.
Ellos le daban singular importancia a la motivación y al estímulo, mediante el uso del vale de recompensa, propiciando así, el ejercicio de la sana competencia. De esta manera contribuían al desarrollo armónico del cuerpo, la mente, el espíritu y el alma, propendiendo a que el educando alcance la autorrealización, premiando al alumno que, por medio del esfuerzo y la superación personal, alcance la excelencia.
Igualmente le interesaban los estudios de las ciencias naturales, mediante excursiones para favorecer el contacto vivo con las plantas y animales.
De este modo la escuela lasaliana exhibía un estilo inconfundible, maduro, activo, original y eficiente que permitía prepararlos para la vida, despertándole el alma, acuñándole el carácter, descubriéndole su vocación.
Como ya hemos visto, en este grupo de fundadores llegó el Hermano Nectario María, el jueves 6 de marzo de 1913 , cuando apenas tenía 25 años de edad, y aunque contaba con una sólida formación lograda en afamados Institutos Europeos, estuvo destinado a la enseñanza de los niños y a impartir las clases de la rama de mineralogía.
Era tan incesante su actividad, que además de la docencia, se dedicaba también a la práctica del deporte. A él le debemos que en 1917, emprendiera la entusiasta fundación en el Instituto La Salle, del club Girardot B.B.C ., el primer equipo de bésibol que se fundó en el Estado Lara, llegando a ser uno de los equipos de mayor fama y prestigio en aquellos años. Igualmente, consagró su tiempo al estudio de los yacimientos fosilíferos del Estado Lara, reconociendo fundamentalmente, el Zanjón de Marcolino, entre San Miguel y Cubiro; Zanjón de la Represa, al pie del Cerro Gordo y Cerro Cojo, en el Norte de la ciudad; Yacimiento del Potrero, al Norte de Bobare; Yacimiento de la Quebrada de las Raíces y de las Faldas. En ellos encontró restos de una representativa fauna Venezolana correspondiente a los períodos plioceno y pleistoceno: Megaterios, Toxodontes, Astrapoterios, Mylodon, Cervus, etc. Pero lamentablemente, para nuestro país, la carencia de elementos de comparación y la ausencia de obras de consulta, hicieron que se contrataran los servicios del Doctor George Gaylord Simpson curador del The American Museum of Natural History of New York, con el fin de hacer una expedición conjunta con el Hermano Nectario María. La visita del Doctor Simpson fue muy fructífera para él, pues gracias a ella, permitió enriquecer las colecciones del Museo de Historia de Nueva York y la del Señor H.S. Scarritt. Asimismo, el publicar los siguientes trabajos: Estudios de los vertebrados fósiles en Venezuela, Los Indios Kamaracotos (Tribu Caribe de la Guayana Venezolana), Vernacular Names of South American Mammals, Some Caribe Indian Mammals Names, etc. El Museo La Salle de Barquisimeto fue testigo mudo de esos hallazgos.
Es conveniente hacer notar, que según el contrato realizado por el Ministro de Fomento, Dr. Manuel R. Egaña, con The American Museum of Natural History of New York, dicha institución se comprometía a organizar y armar los fósiles encontrados, así como a realizar un estudio completo de las piezas que se le remitieran (80 grandes cajones). Y después de esto, devolver para el Museo de Ciencias de Caracas, la mitad de todo lo recibido, debidamente preparado, para su inmediata exhibición. Pero el referido convenio no se cumplió, y sólo enviaron a Caracas, el material casi inservible, que no pudieron clasificar.
Cuando se realizó la Gran Feria Exposición de Barquisimeto, a mediados de diciembre de 1940, se expuso en el local que actualmente ocupa el hospital Luis Gómez López el famoso Megaterium Larensis, el encargado de responder a las peticiones e inquietudes de los numerosos visitantes fue el joven alumno Luis Antonio Herrera Campíns. Entre el grupo de personalidades concurrentes al acto, estuvo presente el Doctor Rafael Antonio Caldera Rodríguez. Al conocerlo, Luis Herrera quedó tan gratamente impresionado, que al poco tiempo entró a formar filas en el Partido Social Cristiano COPEI. Siendo, pues, este feliz acontecimiento el inicio de una larga amistad entre estos dos líderes de la Democracia Cristiana, quienes con el correr de los años ocuparían la primera Magistratura Nacional.
El Hermano Nectario fue ante todo y por sobre todo, un maestro, un pedagogo que sufrió, profundamente, por la deficiencia y menosprecio de los cimientos morales de nuestra nacionalidad en la enseñanza escolar, y por eso luchó hasta el cansancio para tratar de proporcionar a los profesores y alumnos una más extensa e intensa formación ciudadana, facilitándoles una gran variedad de textos adaptados a las exigencias de la nueva pedagogía moderna. Esta preocupación lo llevó a escribir casi desde la adolescencia . Sus primeras contribuciones fueron los apuntes a las materias atinentes al bachillerato, las cuales, comenzó a publicar en fascículos, en el periódico El Impulso de Barquisimeto, buscando siempre la síntesis sistemática.
A la historia penetró a través de la enseñanza, cuando sus superiores le ordenaron que se ocupase de la cátedra de Historia de América. Al señalársele el texto guía que debía usar, al Hermano le pareció deficiente, y pensó que era mejor elaborar uno de acuerdo a su formación pedagógica, partiendo del principio que: Lo que bien se concibe, se expresa claramente y las palabras para decirlo vienen fácilmente .
De ahí, nació su primera obra destinada a la enseñanza escolar, y aunque editado por un sistema primitivo de producción, tuvo una excelente acogida en los distintos centros de formación.
Seis años después de su llegada, el 30 de abril de 1919, el fervor con que se consagró a la enseñanza le ocasionó un cansancio mental debido a su fatigante labor.
Poco tiempo después, una disposición del Gobierno Nacional que prohibía enseñar materias relacionadas con la nacionalidad a quien no fuese oriundo de Venezuela , hizo que se ausentara de las aulas. El Hermano Nectario María, no se amilanó y concentró sus mejores esfuerzos a realizar notables trabajos en el campo de la investigación.
El producto de esta nueva etapa, no se hizo esperar, y al poco tiempo dio a conocer una serie de libros escritos para beneficio de la juventud, tales como, su famosa Historia Elemental de Venezuela (1927), la cual fue objeto de los más enaltecedores comentarios, provenientes de notables pedagogos e historiadores; más tarde, publica la Historia Superior de Venezuela y la Historia General de Venezuela, la Geografía de Venezuela (1929); al año siguiente, los Mapas Físico de Venezuela, Político de Venezuela, General de Venezuela, Físico y Político del Estado Lara, Geológico del mismo Estado; y luego, la Historia de América.
A la investigación histórica, llegó por la devoción Mariana. Cuando su inmenso deseo por glorificar a la Madre de Dios, lo llevó en 1915, a realizar unas investigaciones con el fin de esclarecer y escribir de manera documentada la historia de la Virgen en Venezuela; es decir, la relación histórica de los santuarios que le son dedicados y las advocaciones, bajo las cuales es honrada.
El 3 de mayo de 1922, el Hermano Nectario María, edita en la revista Excelsior, órgano de la Sociedad literaria La Salle, de Barquisimeto, sus primeras investigaciones sobre la Virgen, bajo el título La Maravillosa Historia de Nuestra Señora de Coromoto de Guanare, y en junio de ese mismo año, da a la luz otro artículo con el título María Santísima de Coromoto, Protectora e iniciadora de las misiones de indios en Venezuela, con una ilustración a color de la imagen de Nuestra Señora de Coromoto. Todos estos trabajos fueron firmados con el seudónimo de H. Chonei Mereigua, que en lengua indígena significaba Hijo de María, y estaban destinados a difundir el conocimiento, renovación y aumento de la fe en toda la República. De ambas publicaciones, el diario El Impulso, hizo una separata de cincuenta ejemplares.
Durante las vacaciones escolares de ese año, el Hermano Nectario María decide viajar a Guanare con el fin de buscar la documentación que le permitiera probar la aparición de la Virgen.
Después de superar ciertos escollos, fija entonces el viaje rumbo a Acarigua. Al llegar a la quebrada de San Rafael el auto se atascó en el lecho arenoso de su cauce, y ante la imposibilidad de salir, resolvió ir caminando hasta el pueblo más cercano, San Rafael de Guasduas. Cuando llegó, encontró que a pesar de su total estado de abandono, aún se hallaba en pie parte de la iglesia del pueblo, y decide ver sus archivos. Al entrar a la sacristía, observa que en la pared estaba un armario con la puerta entreabierta, y sin darse cuenta que un enjambre de abejas había formado panales en él, abrió la puerta, partiéndolos en dos. Las abejas se alborotaron, y molestas por su atrevimiento, mostraron su enojo picándolo por todas las partes visibles.
Ante este lamentable acontecimiento, el Hermano Nectario María inmediatamente afirmó su fe y confianza en la Madre de Dios, diciendo: Confío en la Santísima Virgen María, que nada me pasará; he venido a trabajar por ella, en Ella me fío, pues nada acontece sin permiso de Dios.
Seguidamente, de acuerdo con el criterio popular se puso chimó en las heridas y luego se frotó con dos hierbas diferentes. Y, como él mismo afirmaba: ¡Santo Remedio!, ni siquiera experimentó la agudeza de los pinchazos, evitando así, la hinchazón. Es más, a causa de las inyecciones de ácido pícrico recibido con las picadas de las abejas, eliminó el dolor de cabeza que continuamente padecía (desde la congestión cerebral, que casi lo lleva a las puertas del sepulcro como consecuencia de su agotamiento mental).
Al respecto, hay una anécdota que él siempre me relataba y, creo oportuno recordar: En las vacaciones de agosto de 1913, los hermanos fueron de paseo a la quebrada de Barro Negro, en Duaca. Durante la comida, a la sombra de un majestuoso tamarindo, hablando de una cosa y otra, se preguntaron ¿Cuál de los seis sería el primero en ir a la eternidad? Como el Hermano Nectario siempre había tenido achaques de salud, y que, por lo visto, era el más enfermo del grupo, inmediatamente, el Hermano Facundo, clavó su vista en él y en tono enfático, le expresó: seguramente será Usted. El Hermano Nectario sorprendido por esta invectiva, quedó estupefacto, y al correr de los años vio con tristeza como les sobrevivió a todos.
Luego, viaja a Caracas con el fin de buscar en el Archivo Arzobispal la documentación de 1668, de Juan Caldera de Quiñones, Juez Eclesiástico que había ordenado el primer Sumario Jurídico de la Aparición de Nuestra Señora de Coromoto, con los testigos oculares de esos acontecimientos. Si bien es cierto, que después de revisar y escudriñar montones de legajos, no consiguió los documentos buscados, encontró bajo un armario que estaba en el rincón de la sala del recinto, el manuscrito del Libro Secreto de la visita del Obispo Mariano Martí y Estadella . Al abrirlo, observó, que los comejenes lo tenían casi destruido y pululaban por todas partes.
Después de comprobar históricamente el hecho de la Aparición estudiando los datos aportados en el Sumario Jurídico que lleva por título: Información de la Aparición y Milagros de María Santísima de Coromoto, Titular y Patrona de la Ciudad de Guanare, sita en su Iglesia Parroquial, recibida en visita por el señor doctor don Carlos Herrera, Cura Rector de la Santa Iglesia Catedral, Examinador Sinodal, Vicario Superintendente y Visitador General de este Obispado, por el Ilustrísimo Señor don Juan García Abadiano , dignísimo Obispo de esta Provincia de Venezuela, del Consejo de Su Majestad. Hecho por febrero del año de 1746 . El resultado de sus investigaciones, las da a conocer el Hermano Nectario María, el 8 de diciembre de 1924, cuando publica La Maravillosa Historia de Nuestra Señora de Coromoto de Guanare (Venezuela) y Orígenes Portugueseños; donde expone de una manera amena e interesante, el trabajo realizado en los Archivos de Caracas y de los pueblos del Estado Portuguesa, en especial los de la curia de Guanare.
Con ocasión de cumplirse en 1928, el Cuatricentenario de la fundación de la ciudad de Coro (1528-1928), el Episcopado Venezolano decretó el II Congreso Mariano Nacional. En esa asamblea, el Hermano Nectario María dio a conocer el manuscrito de su nueva obra Venezuela Mariana. Relación Histórica compendiada de las imágenes más célebres de la Santísima Virgen en Venezuela, en donde bosqueja, históricamente, las grandes manifestaciones de la Santísima Virgen María que iluminan el cielo patrio, desde los albores del descubrimiento hasta el esplendor glorioso de esa fecha, y el fundamento histórico de esas manifestaciones. Durante el discurso que pronunció en la Catedral de Coro, el 11 de diciembre de ese mismo año, propuso que se reconociera y proclamara a la Virgen de Coromoto como Patrona de Venezuela, por ser la única verdadera Aparición, lo que le hacía tener primacía sobre las demás advocaciones.
Años después, en 1935, gracias a las diligencias y al arduo trabajo de investigación del Hermano Nectario María, se localizó el lugar exacto de la providencial Aparición de Nuestra Madre, gloria y honor de nuestra raza, que por la fausta noche del 8 de septiembre de 1652, se le presentó al representante autóctono de nuestro pueblo aborigen, dejando una imagen como perenne recuerdo de su visita al suelo patrio.
Posteriormente logró traer a Venezuela, como un regalo insigne de España, un trozo del mantel que cubría la mesa sagrada donde Jesucristo instituyó el Santo sacramento de la Eucaristía. El precioso mantel, cuya autenticidad es reconocida científicamente, se encuentra en la catedral de Coria, al Sur de España. La parte del santo mantel traído por el Reverendo Hermano Nectario, fue entregado al Excelentísimo Señor Cardenal, Arzobispo de Caracas y actualmente se encuentra en la iglesia de Santa Capilla donde está expuesto a la veneración de los fieles.
En una carta que envía desde Barquisimeto, el 25 de junio de 1928 al Hermano Asistente, Viventien Aimé resume su actuación para la renovación del culto de la Virgen bajo la advocación de La Coromoto, devoción vernácula y nacional. Con el fin de atraer la atención de toda la República sobre este insólito acontecimiento (el de la Aparición de la Virgen en Venezuela).
En 1948, a los 60 años de edad, es enviado al Archivo General de Indias de Sevilla, y a otros repositorios de Europa con el fin de buscar la documentación que facilitara la dilucidación del lugar exacto de la fundación de Barquisimeto en el sitio primitivo de Buría, y aunque los documentos no le permitieron llegar a una conclusión definitiva, logró publicar la Historia de la Fundación de la ciudad de Nueva Segovia de Barquisimeto, a la luz de los documentos de los Archivos de España y de Venezuela , la cual obtuvo por unanimidad, el premio municipal de prosa que otorga el Concejo Municipal de Caracas al mejor trabajo publicado en aquel año.
En ella exponía de manera concluyente, que la ciudad fue fundada la segunda quincena de mayo de 1552, ya que el 29 de abril, Juan de Villegas informa, que dentro de 10 días saldrá de El Tocuyo a fundar La Nueva Segovia, existiendo un testimonio indubitable de que el 17 de junio, ya la ciudad tenía esencia jurídica.
Igualmente dio a conocer la Historia de Caracas, Acarigua, Angostura del Río Orinoco, Cabudare, Carache, Coro, Duaca, El Tocuyo, Escuque, Guanare, Guayana, Estado Portuguesa (Geografía e Historia), La Grita, La Victoria, Maracaibo, Maracay, Nuestra Señora de la Paz de Guanarito, Ospino, San Rafael de Guasduas, Sanare, Santo Tome de Guayana y Valencia.
Jubilado de la docencia activa, el Hermano Nectario María se consagró con acucia y perseverancia a la Investigación Histórica buscando con su mirada escrutadora en los rancios infolios que moran en los archivos de aquende y allende, la documentación referente al descubrimiento, conquista, colonización e independencia de nuestro país.
Para realizar esta proficua labor el Hermano Nectario recorrió con ejemplar perseverancia los archivos de Bogotá, en Colombia, España (Barcelona, Cáceres, Cádiz, El Viso, Madrid, Mérida, Segovia, Sevilla, Simancas y Trujillo), Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, Portugal y Santo Domingo, y en cada uno de ellos, desempolvó esos amarillentos e ilegibles legajos que guardan con celosa avaricia tantos datos ignorados.
El trabajo que realizó en el Archivo General de Indias, comprende tres aspectos esenciales: el primero, la formación de un fichero a base de los documentos que se refieren a Venezuela en las distintas secciones del mencionado repositorio. Estas fichas ascienden a 112.623 (29.855 páginas), desglosadas de la siguiente manera: Audiencia de Santo Domingo: 36.246 fichas (10.626 páginas); Audiencia de Caracas: 50.668 fichas (11.896 páginas); Audiencia de Santa Fe: 9.042 fichas (2.598 páginas); Sección Estado: 2.476 fichas (773 páginas); Sección Juzgado Arribadas: 12.359 fichas (3.681 páginas); Sección Correo de Ultramar: 1.832 fichas (281 páginas); el segundo, la transcripción de la documentación fichada, la cual es conocida con el nombre de la colección Traslados del Hermano Nectario María, la cual sobrepasa los 1.561 volúmenes, divididos en 18 colecciones, a saber: Independencia, tomos 1 al 62; Fundación de Trujillo, tomos 63 al 80; Barinas, tomos 81 al 116; Los Andes, tomos 117 al 168; Mérida, tomos 169 al 229; Cumaná, tomos 230 al 343; Caracas, tomos 344 al 543; Enseñanza, tomos 544 al 549; Valencia, tomos 550 al 563; San Cristóbal, tomos 564 al 573; Maracaibo, tomos 574 al 644; Ejército Expedicionario de Costa Firme, tomos 645 al 1396; Los Belzares, tomos 1397 al 1434; Archivo Miguel La Torre, tomos 1435 al 1488; Archivo Archidiocesano de Caracas, tomos 1489 al 1492; British Museum, tomos 1493 al 1506; Gobernadores, tomos 1507 al 1513; Varios, tomos 1514 al 1561; y el tercero, se circunscribe a la edición de más de 512 obras , producto de esta titánica actividad, donde estudió los más importantes aspectos, personajes, y pueblos de la vida venezolana.
Esta colección, que se encuentra fundamentalmente en el del Archivo General de la Nación, la Academia Nacional de la Historia y la Fundación La Salle, fue creada por la Junta Superior de Archivos de la Nación en su sesión ordinaria efectuada en la sala que ocupa la Dirección de la Institución, el 27 de febrero de 1961. Allí, el ciudadano director informó en el punto 7 que las copias enviadas por el Hermano Nectario María, por ser tan numeroso el material, bien podría formarse una sección con el título Traslados.
Después de comentar ampliamente las propuestas del Presidente, y del respectivo cruce de ideas se acordó aprobar la nueva sección haciendo hincapié en que en ésta última se de cabida también a las copias procedentes de otras fuentes y realizados por otros investigadores, anteriores y posteriores a los trabajos del Hermano Nectario María .
Como podemos observar, este insigne maestro es un caso asombroso, pues dedicó sin reparo y sin recelo alguno, todas sus fuerzas y energías durante los años más lozanos de su existencia, incluyendo sus ocios y vacaciones, a la enseñanza y educación; por eso, sus alumnos en Barquisimeto le llamaban el Cheremeco, conocido mejor como el pájaro carpintero, pues era tan perenne su dinamismo que al mismo tiempo investigaba en bibliotecas, indagaba, transcribía, desenterraba fósiles, dibujaba mapas, dictaba conferencias, dirigía edificaciones, discernía, exploraba archivos, publicaba libros, viajaba al interior y al exterior del país, en busca de datos y además...oraba.
Una vez al preguntarle la razón de sus logros y éxitos, nos dijo de la manera más sincera: Amar y trabajar por Venezuela guiado por la mano de Nuestra Señora de Coromoto. Por eso, en los azares que hoy corre nuestra patria, confiamos que Nuestra Señora de Coromoto defenderá su herencia y renovará la fe.
No quiero terminar estos párrafos, sin antes dar a conocer que cuando Luis A. Herrera Campins publicó en marzo de 1957, su obra Frente a 1958, los Hermanos Nectario María y Gaudencio Eloy , consideraron que era el mejor análisis de la situación reinante en el país, difundiendo un mensaje de aliento ante la transición esperada, por esta razón decidieron contribuir a la implantación de nuestra democracia, distribuyendo este valioso informe entre los militares que se levantaron el 1º de enero de 1958, especialmente el grupo liderado por el entonces capitán Juan Vicente Tineo Arismendi .
Nunca imaginaron, aquella pléyade de hombres ilustres, que conformaban la Junta solicitante de ese grupo escogido de brillantes y meritorios profesores que impartieron con constancia y abnegación todo su saber, sembrando en las almas de aquellos jóvenes la semilla fecunda que al germinar y crecer dieron sus mejores frutos en hombres de virtud y valer, en todas las ramas del saber.
El viernes 3 de octubre 1986 entregó su alma al señor, en el colegio La Salle de la Colina de Caracas, faltándole apenas veinticinco días para entrar en los 99 años, 755 días antes de cumplir el siglo, apenas 27 lunas.